En un lugar de Oslo el pequeño Timoteo celebraba su
cumpleaños. Cumplía seis añitos y sus padres le tenían preparada una bonita
sorpresa. Habían decidido regalarle el juguete que tanto había ansiado. Un
bonito Robot con lindas luces y con sonidos muy especiales que estaban seguros
le entusiasmaría.
Ese día Timoteo se levantó muy temprano y en seguida fue en busca de su regalo de cumpleaños.
Ese día Timoteo se levantó muy temprano y en seguida fue en busca de su regalo de cumpleaños.
-
Mamá, Papá-exclamó Timoteo . ¿ Dónde está mi regalo de
cumpleaños?.
-
Mira Timoteo. Te lo hemos dejado encima del sofá del
comedor- dijo su madre esbozando una gran sonrisa.
Timoteo se dirigió hacia el comedor y de repente vio una
gran caja de cartón envuelta con un
bello papel de colores y un gran lazo. Timoteo muy nervioso abrió el
paquete. Cuando hubo desenvuelto el regalo, con una gran sorpresa gritó una y
otra vez:
-
¡Es el robot Gregor, es el robot Gregor!- dijo muy
contento dando saltos de alegría alrededor de todo el salón. Muchas gracias. Es
el mejor regalo que me podíais haber hecho.
Y en seguida
Timoteo se marchó a su habitación y comenzó a jugar con su nuevo juguete. Para
Timoteo ese día se le pasaron las horas volando. Cuando presionaba sus bonitos
botones el Robot emitía diferentes sonidos y se iluminaban diferentes partes de
su cuerpo. Timoteo no cabía en sí mismo de gozo. Día tras día jugaba con su
robot, se divertía mucho con él y ya no existía ningún otro juguete mejor con
el que jugar. Pero de repente, el robot Gregor empezó a dejar de funcionar. Ya
no se iluminaba ni hacia los sonidos que tanto entusiasmaban a Timoteo. Pensó
que era un problema de la batería de Gregor, pero no fue así. Gregor se había
estropeado. Pero para Timoteo eso no era ningún inconveniente ya que seguía
jugando y disfrutando con él pese a que estuviese averiado. Muchos de los otros
niños que tenían el Robot Gregor le habían comentado, que a los pocos días, el
robot había dejado de funcionar , y que por eso ya no jugaban con él. No
querían jugar con juguetes estropeados y muchos de ellos acabaron en la basura.
Pero para Timoteo Gregor era muy especial y seguía jugando con él.
No muy lejos de allí, el dueño de la fábrica de juguetes
Dito, contemplaba estupefacto, como las
ventas de su Robot Gregor habían disminuido.
-
Pero no puede ser- dijo el malvado Arnau. Las ventas del
juguete Gregor han disminuido. Tenemos que investigar cuál ha sido la causa de
que este mes se haya vendido menos.
-
Hemos estado analizando la situación- dijo uno de sus
ayudantes. Y hemos descubierto que aunque el Robot se había estropeado en el
momento justo , tal y como nosotros los habíamos programado, los niños han
seguido jugando con ellos. Bueno en verdad sólo ha sido un niño el responsable,
el resto los han tirado a la basura y han dejado de jugar con ellos.
-
¿ Un niño? . ¿ y cómo es posible que a este niño le guste
jugar con un juguete estropeado? . ¿seguro que está estropeado? Puede ser que
el chip del Robot haya salido defectuoso y que siga funcionando. Espero que sea
así porque si no, no nos servirá de nada
programar los chips de los robots con un tiempo determinado para que dejen de
funcionar, ya que los niños seguirán jugando con ellos pese a que estén
estropeados. Tráeme aquí ese maldito robot que miraremos que es lo que ha
pasado con el chip- dijo Arnau muy enfadado.
En seguida miraron la información que tenían sobre la
compra del juguete y vieron que había sido comprado por una familia del centro
de la ciudad de Oslo. Dos de los ayudantes encargados de Arnau fueron en
dirección a la casa de Timoteo para arrebatarle el Robot Gregor e intentar
descubrir que había pasado con su chip.
En cuanto llegaron estuvieron parados delante de la casa
unos días, investigando el momento que podían introducirse y lograr coger el
Robot. Pero era muy difícil poder conseguirlo ya que Timoteo continuamente
estaba jugando con él y no lo deja ni un momento.
Decidieron colarse por la noche cuando Timoteo durmiera.
En seguida, los dos ayudantes vestidos de negro, se colaron a través de la
ventana de la habitación de Timoteo , y con un gesto rápido, le arrebataron el
robot sin que él se diese cuenta.
Una vez que cogieron el robot, se dirigieron al camión y
partieron muy rápidamente hacia la fábrica.
A la mañana siguiente cuando Timoteo despertó y fue en
busca de su querido amigo Gregor descubrió que ya no estaba allí. Alguien lo
había robado. Con mucha pena y tristeza estuvo todo el día buscándolo por toda
la casa. Pero Gregor había desaparecido. Miró por debajo de las camas, por
todos los armarios y no lo encontró. De repente vio debajo de uno de los
cojines de la cama una pequeña tarjetita de visita que ponía “ jugueterías
Dito”. Pensó que seguramente pertenecería a los responsables del secuestro de
su Robot que en un descuido, la habían perdido cuando fueron a capturar a
Gregor.
Timoteo dispuesto a encontrar a su querido robot salió de
casa en dirección a la fábrica de juguetes.
Timoteo caminó y caminó durante un rato hasta llegar a la
puerta de la gran fábrica de juguetes.
Muy sigilosamente se coló por una de las entradas a la fábrica
sin ser visto y llegó hasta la zona de fabricación de las piezas del robot
Gregor. Con mucha ilusión pudo ver que Gregor
estaba entre las manos de un señor alto y delgado al que los demás llamaban
“jefe”.
-
Mira, ahí está Gregor- pensaba para sí mismo Timoteo .
Tengo que esperar a que esos señores dejen a mi querido Robot y poder
llevármelo conmigo.
Timoteo se acercó más a la zona donde los señores estaban
reunidos para intentar escuchar el motivo por el que se habían llevado a
Gregor.
-Ve
jefe. La pieza donde se encuentra el chip y el chip funcionan correctamente. El
Robot dejó de funcionar en la fecha prevista que nosotros habíamos programado.
El problema es que el niño ha seguido jugando con él pese a estar estropeado-
dijo uno de los ayudante.
-
Pues tendremos que cambiar la orden de los chips. Si esto
se extendiera y los niños siguieran jugando con el Robot Gregor, dejarían de
comprar otros juguetes y mis ventas volverían a bajar considerablemente.
Haremos que todos los robots y demás juguetes salgan de aquí con chips que
hagan que los niños en cuanto abran los paquetes y vean su contenido, a los pocos segundos, los dejen olvidados por
aburrimiento. El chip afectará a los niños y no tanto al robot. De esta manera
nos aseguraremos que los niños quieran comprar otros juguetes nuevos- dijo
riéndose el malvado Arnau.
-
¡Así que chicos!. Hemos de preparar concienzudamente la
campaña de Navidad y Reyes. Con este nuevo chip infalible nuestras ventas
crecerán por momentos. Tenemos que triplicar la producción este mes. Será
nuestro gran año- rió Arnau ante la atenta mirada de sus ayudantes.
-
¡Oh no!!!..pero no puede ser- pensaba Timoteo que estaba
escondido debajo de los ordenadores centrales de la zona de producción. Quieren
que deje de querer a mi precioso Gregor. Pero no pueden hacer eso. No pueden
hacer que los niños dejen de amar a los juguetes en cuanto los abran del
paquete. Los dejaran abandonados siempre y nunca tendrán ninguno especial con
el que jugar- decía para si mismo Timoteo. Espero que ha Gregor no le hayan
cambiado todavía el chip- dijo en tono muy triste Timoteo.
Cuando los
ayudantes y el jefe Arnau se marcharon de la zona de producción, Timoteo se
dirigió corriendo hacia su bonito Robot, y muy rápidamente, lo recogió de la
mesa y se lo llevó de allí. Timoteo deseaba que a los malvados dueños de la
fábrica no les hubiera dado tiempo a cambiarle el chip a Gregor. Pero él sabía
que seguramente no lo habían cambiado , ya que sentía el mismo amor y las
mismas ganas de jugar con él que antes.
Timoteo regresó muy
contento y feliz a casa porque ya estaba de nuevo con su querido Robot pero
interiormente pensaba que no era justo que los dueños de la fábrica quisieran
enriquecerse a costa de hacer que los niños odiasen a sus juguetes una vez que
habían abierto los paquetes. Así que intentó elaborar un plan para poder
desprogramar los chips de los juguetes.
Pensó en volver a
ir a la fábrica e inspeccionar el ordenador central en el que estaban los
ayudantes del malvado Arnau. Seguramente en él se encontraba la información de
la programación del nuevo chip. Solo tendría que buscar donde se encontraba la
clave y cambiarla. De esta manera todos los juguetes que se produjesen saldrían
a la venta con chips que no hicieran daño a las ilusiones y al amor de los
niños por sus juguetes nuevos. El dueño de la fábrica vería que sus ventas
volvían a bajar y esto le obligaría a cerrar la fábrica, ya que había preparado
triplicar la producción estas Navidades esperando que la información del nuevo
chip surgiera efecto. Pero si ahora él conseguía cambiarla, los juguetes
producidos no se venderían y de esta manera cerrarían la fábrica.
El malvado Arnau
dejaría de fabricar los chips.
Así que al día
siguiente armado de valor, se dirigió a la fábrica dispuesto a inspeccionar el
ordenador.
Una vez que llegó
allí esperó el momento para acceder al ordenador central sin ser visto. Cuando
llegó al ordenador comprobó que en todos los chips se grababa una determinada
orden que se repetía y repetía sin cesar dentro de los diferentes juguetes.
Timoteo pudo leer “ Goodby love. 3 seconds” (adiós al amor en tres segundos)y
con mucha alegría por haber dado con la clave se dispuso a cambiarla por” love forever and ever”, que
significaba que el amor de los niños hacia sus juguetes nuevos permaneciese por
siempre.
Y muy ilusionado partió de nuevo a su casa
esperando el momento de la llegada de la Navidad sabiendo que ahora los niños
celebrarían más contentos que nunca el día de los Reyes con sus nuevos juguetes
ya que ahora no tendrían ningún chip malévolo que les impidiera poder disfrutar
con ellos.
Cuando el día de los Reyes magos llegó, todos los
niños abrieron muy ilusionados sus nuevos juguetes, y para asombro de todos y
gracias a Timoteo, los niños disfrutaron como nunca con sus nuevos juguetes.
Después del día de Reyes el malvado Arnau de dio
cuenta de lo que había sucedido.
-
Maldición-
exclamaba Arnau ante sus ayudantes. No puede ser. Alguna cosa ha fallado. Los
niños siguen jugando con sus juguetes nuevos. Mis ventas han caído en picado.
Ahora tengo miles de juguetes sin vender acumulados en todos mis almacenes. Esto
me obliga a tener que cerrar la fábrica- dijo tirándose de los pelos Arnau.
Y a los pocos días Arnau tuvo que cerrar la fábrica y dejó de fabricar los
chips , ya que pensaba que realmente no había surtido efecto en los niños. Pero
esto no era así. Si Timoteo no hubiera cambiado la información de los chips,
estos hubieran funcionado correctamente y los niños hubieran odiado a sus
juguetes en cuanto los hubieran abierto de sus cajas. Pero afortunadamente
Timoteo pudo cambiar la información antes de que eso ocurriera.
Y es que tal y como dice el refrán…” la avaricia rompe el saco” y Arnau por
querer aumentar sus beneficios solamente había conseguido llevar a la quiebra
su empresa.
Timoteo pasó el día de Reyes jugando con sus juguetes nuevos pero para él
su mejor juguete seguía siendo su querido Robot Gregor. Pero lo que Timoteo no
sabía era que el único chip del malvado Arnau que funcionaba con la información
dañina era precisamente el suyo, ya que a Arnau le dio tiempo a cambiarlo
mientras lo tuvo retenido en la fábrica.
Pero Timoteo pese a esto seguía adorando a su robot Gregor. Y con esto se demuestra que realmente si los niños sienten un amor
verdadero y profundo por sus juguetes, ningún chip puede tener la suficiente
fuerza como para poder vencerlo ya que su amor desprograma cualquier acto o información dañina que otros pudieran realizar sobre él o
sobre sus juguetes.
Y colorin, colorado.. este cuento se ha acabado.
Monica Zambrano . Los wikicuentos multiculturales.
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