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La locomotora Eleonora



La locomotora Eleonora:
Cancion Eleonora 






Erase una vez , hace algún tiempo, vivía una hermosa locomotora llamada Eleonora. Eleonora era una locomotora de color verde y amarillo, tenía en lo alto de su cabeza una gran chimenea por la que despedía el humo que salía desde el interior de su caldera. Gracias al carbón que  cada día utilizaba para la combustión alcanzaba grandes kilómetros en breves momentos y recorría una y otra vez las hermosas vías que se distribuían por todas las estaciones de los diferentes barrios de los niños del mundo.
Era muy conocida por todos los lugares como la locomotora más veloz de todos los alrededores. Todos los niños de las diferentes nacionalidades hacían cola para poder disfrutar de los paseos tan agradables y rápidos que  Eleonora les ofrecía. En  muchas ocasiones Eleonora se paraba en las diferentes estaciones de servicios donde le sacaban brillo y ponían a punto todas y cada una de sus hermosas piezas.
Un día, la suerte de la pequeña Eleonora cambió y el jefe de la estación de Occidente decidió poner en circulación a otra gran locomotora para poder aumentar la velocidad alcanzada en los recorridos entre las diferentes estaciones. De esta manera, duplicaría los recorridos y las ventas de los billetes.
Así que decidió invertir cierto capital en la adquisición de un nuevo trenecito. A los pocos días apareció con un hermoso tren automático al que puso de nombre  Fastán. Fastán como no necesitaba carbón para poder funcionar, ya que su motor era eléctrico, podía alcanzar altas velocidades en poco tiempo. En seguida todos los niños  quisieron probar la nueva locomotora. Eleonora pudo comprobar con tristeza como todos los niños preferían esperar en las diferentes estaciones a que Fastán apareciese. Cuando ella se aproximaba con su silbato a la estación , los niños preferían dejarla pasar y esperaban  a que fuera Fastán quien les recogiera  en las diferentes estaciones.
Poco a poco Eleonora fue perdiendo clientes, ya que todos preferían subir a la nueva locomotora automática ya que era capaz de hacer el mismo recorrido que Eleonora pero en menor tiempo.
El jefe de la estación de Occidente se dio cuenta que si la nueva locomotora podía hacer el recorrido de Oriente a Occidente   en el mismo tiempo que Eleonora hacía uno de ellos, podría prescindir en poco tiempo de los servicios de la pequeña locomotora. Estuvo controlando los gastos y comprobó que si seguía manteniendo las dos locomotoras no obtenía grandes beneficios con la venta de billetes y gran parte de ellos debían ser destinados a comprar el carbón para Eleonora.


Así que un día decidió apartarla del recorrido y la dejó a la deriva en un pequeño cementerio de locomotoras  donde permanecería por siempre.
Eleonora comenzó a sentirse muy apenada, su motor empezó a deteriorarse por momentos por falta de uso, sus pequeñas piececitas metálicas comenzaron a oxidarse y perdió el brillo de sus bonitos colores.
Pasó días muy largos anclada fuera del servicio, pasó días de lluvia y de nieve y nadie acudía a verla ni a repararla. Todos estaban muy ocupados viajando con la nueva locomotora eléctrica. Ya nadie se acordaba de ella.
Llegó el duro invierno para Eleonora y con él la Navidad. Cada día Eleonora pedía que su suerte cambiara y miraba hacia el cielo estrellado pidiendo a las estrellas que volvieran a permitirle volver a hacer un recorrido por las vías aunque solo fuera una ultima vez.
Uno de los días en que estaba pensando en lo duro que estaba siendo para ella el hecho de no poder volver a recorrer las vías y despedir el humo que salía a través de su chimenea, a lo lejos vio como se acercaban tres camellos guiados por tres pajes y encima de ellos viajaban unos reyes que provenían del extremo Oriente.
-   Pues yo diría que ha debido caer hacía ese lado- dijo Melchor en tono sorprendido. Nunca antes habíamos perdido la orientación de nuestra estrella Polar.- dijo muy sorprendido.
-          Hemos hecho el camino cientos de veces. Es imposible que nos hayamos perdido- dijo Baltasar.
-          Quizás la estrella se ha ocultado con motivo de la contaminación que hay en los cielos- dijo Gaspar.
-          ¡¡Mirad!!. Allí parece que brilla algo- dijo en tono más esperanzador Melchor. Dirijámonos hacia allí, quizás la estrella haya perdido fuerza y haya tenido que realizar un aterrizaje de emergencia- dijo Melchor.
-          Pues esperemos que se recupere pronto, porque si no será muy complicado llegar a tiempo y distribuir todos los regalos que llevamos con nosotros antes de que finalice el día. Sería una lástima que todos los niños de occidente que se han portado tan bien este año no reciban sus merecidos regalos - dijo  tristemente Gaspar.
-          Y también tenemos que repartir los diferentes saquitos de carbón a todos los niños que no se han portado tan bien, que este año han sido muchos. ¡Mira cómo están los camellos!, repletos de carbón deseando poder deshacerse de ellos- dijo Melchor.
-          Si. Además se encuentran muy fatigados debido a las vueltas innecesarias que hemos dado en busca de la estrella Polar. Necesitan descansar y reponerse. Es muy difícil que podamos llegar a tiempo a repartir los regalos y todo el carbón que tenemos- dijo cabizbajo Baltasar.
-          Los niños se quedaran muy tristes y defraudados si no reciben sus regalos. Esperemos que la estrella Polar no nos abandone- dijo Melchor. Necesitamos su guía.
Y dicho esto los tres reyes magos junto con sus pajes y sus camellos partieron en busca del reflejo metálico que visualizaron a lo lejos.
Cuando se acercaron hacia él pudieron comprobar que no se trataba de la estrella Polar si no que era la pobre locomotora Eleonora que yacía varada a un lado de la estación de trenes.
-          Buenas noches- dijo Baltasar a la pequeña locomotora. ¿ Has visto si una estrella Polar a aterrizado por aquí cerca?.
-          Pues no he visto nada. Hace mucho tiempo que nadie se pasa por aquí- dijo tristemente la locomotora.
-          Pues creíamos que la estrella podía ser un reflejo metálico que vimos a los lejos hace un momento, pero debía de tratarse de tu reflejo- dijo Melchor algo decepcionado.
-          ¿ Y qué haces aquí solita? – preguntó Baltasar.
-          Pues hace mucho tiempo que estoy inactiva. El jefe de la estación de Occidente compró un tren eléctrico que hacía el doble de recorrido que yo en menos tiempo y decidió prescindir de mi- dijo Eleonora.  Es por esta razón que me encuentro varada fuera de servicio. Mis pequeñas piezas metálicas están oxidadas por el viento y el frio, y mi caldera ya no funciona porque no tengo carbón con el que alimentarla- dijo muy triste Eleonora. Antes de que él llegara yo era la locomotora más rápida de todo el lugar, hacía todo el recorrido desde Oriente hasta Occidente en un periquete. Todo el mundo me admiraba y era muy querida.
-          ¿ Y dices que hacías el recorrido muy rápidamente? – preguntó Melchor muy sorprendido.
-          Si, pero eso era antes, cuando disponía de mucho carbón como combustible para mi bonita caldera y podía circular por las vías libremente - dijo Eleonora.
-          Pues nosotros necesitamos un nuevo transporte para llegar a tiempo a Occidente para repartir todos estos regalos antes de que finalice el dia- dijo Gaspar.
-          Nuestros camellos están muy cansados por todas las vueltas que hemos dado en busca de la estrella. Necesitan descansar.- dijo Melchor.
-          ¿ Tu podrías conducirnos por el camino que lleva a los países de occidente? ¿Conoces el camino?– preguntó esperanzado Baltasar.
-          Pues claro. He realizado muchas veces el recorrido, me lo sé de memoria. Pero necesitaría una puesta a punto antes de iniciar la marcha- dijo Eleonora más animada.
-          Eso no es problema- dijo Melchor. Buscaremos nuevas piezas con las que reconstruirte. Para ello utilizaremos algunas de las piezas de algunos juguetes que llevamos para los niños.
-          Y por el carbón no te preocupes. Llevamos cientos de saquitos de ellos. Lo utilizaremos como combustible para tu caldera: Si la estrella nos ha conducido hasta ti es por algo- dijo muy ilusionado Gaspar.
Y los tres Reyes Magos y los tres pajes comenzaron a reconstruir a Eleonora con algunas piezas de los juguetes que llevaban para los niños.
Recogieron algunas piezas del Robot Petruso que llevaban para Pablo, retiraron algunos muelles del cajón desastre de Elena, utilizaron las acuarelas que llevaban a Inés y con ellas decoraron y pintaron a Eleonora. Recubrieron sus bonitas ruedas con el caucho del camión que iban a regalar  a Vanesa. Y de esta manera en poco tiempo arreglaron y acicalaron a Eleonora para poder viajar con ella y llegar a tiempo para distribuir los regalos.
-          ¡ Ya estás lista!!- dijeron a coro los tres Reyes Magos.
-          Has quedado realmente muy bonita—dijo Melchor.
-          Podemos partir en seguida- dijo Gaspar. Nuestros pajes se quedaran aquí acompañando a nuestros camellos. Volveremos en su búsqueda cuando hayamos repartido todos los regalos.
Y dicho esto los tres Reyes magos se subieron a la locomotora que lucía muy contenta su nuevo vestuario y sus nuevas piezas construidas gracias a los regalos de los niños.
Los reyes Magos comenzaron a llenar los depósitos y la caldera de Eleonora con el carbón que llevaban para los niños que ese año no se había portado bien y en seguida de la chimenea de la hermosa locomotora empezó a salir despedido el humo más negro y más denso que nunca antes había visto. Gracias al calor generado en la caldera , la locomotora alcanzó velocidad y dando un brinco saltó hasta los raíles que conformaban la via en dirección a los países de Occidente.
-          En marcha. Este carbón tiene mucho hollín, enseguida llegaremos a nuestro destino. Próxima parada la estación  de Europa- dijo muy alegre la locomotora Eleonora.
Y en seguida se puso de nuevo en circulación. Eleonora volvió a recordar  el camino que realizaba todos los días encima de las bonitas vías y disfrutó emocionada recorriéndolas y viendo como las imágenes de los objetos por los que pasaban parecían desvanecerse gracias a la velocidad que alcanzaba.
Mientras recorría las vías, los Reyes magos no dejaban de alimentar su caldera con carbón, para evitar que la velocidad que alcanzaba Eleonora pudiera disminuir y que provocara que no pudiesen llegar a tiempo a su destino.
En seguida llegaron a la estación de Europa y allí descargaron todos  los juguetes. El  jefe de estación de Occidente se quedó muy sorprendido viendo aparecer a la locomotora junto con los tres magos de Oriente, pero esta vez los reyes no le dejaron ningún regalo, ni tan siquiera le quisieron dejar su pequeño saquito de carbón por miedo a quedarse sin combustible para la caldera de Eleonora.
Una vez que distribuyeron todos los regalitos en las diferentes casas de los niños, partieron en dirección a las otras estaciones.
De esta manera gracias a Eleonora pudieron llegar a tiempo a todas las estaciones. Ya únicamente les faltaba una estación para finalizar el reparto de todos los juguetes y tan solo disponían de media hora para llegar.
-          Rápido Eleonora- dijo Melchor. Solo tenemos media hora para llegar a la última estación y ya no nos queda carbón con el que alimentar tu caldera.
-          NO llegaremos a tiempo- exclamó Eleonora. Si sigo el recorrido habitual por las vías llegaremos allí pasadas las doce.- dijo Eleonora. Será necesario salir de las vías y hacer el recorrido campo a través. Conozco un atajo por el campo de cereales, si lo atravesamos estaremos allí en veinte minutos- dijo muy convencida la locomotora.
-          Pero es muy peligroso  si te sales de los carriles- dijo Baltasar.
-          No importa. Correremos el riesgo- dijo la locomotora.
Y dicho esto Eleonora sin pensárselo dos veces saltó de la vía y se dispuso a hacer el recorrido a través del campo de cereal que llegaba hasta la última estación. La pobre locomotora realizaba grandes esfuerzos por mantener su velocidad y poder llegar a tiempo a su destino. Debido a que los reyes magos se quedaron sin reservas de carbón, decidieron utilizar las plantas de cereales que se encontraban por el camino como combustible a quemar junto con el carbón que les quedaba.
Como resultado de la combustión del carbón y de los cereales por la chimenea de Eleonora comenzó a salir despedido miles de copos de cereales en forma de bolitas de carbón que se distribuyeron por todo el campo de cereal. La caldera alcanzó una elevada temperatura que hizo que pudieran llegar a tiempo a la estación a repartir los últimos juguetes para los niños.
Los reyes Magos consiguieron realizar finalmente su cometido y todos los niños desde oriente a occidente celebraron muy contentos como cada año la llegada de sus esperados juguetes y hasta los niños que se habían portado mal recibieron sus pequeños saquitos de carbón, ya que los pajes junto con los camellos una vez recuperados, siguieron el camino marcado por la locomotora y fueron recogiendo los copos de carbón azucarados que habían resultado como consecuencia de utilizar los cereales como combustión en la caldera de Eleonora y los fueron distribuyendo por todas las casas.
De esta manera todos celebraron muy contentos el día de Reyes, menos Eleonora que debido al esfuerzo tan grande que realizó, su caldera se quedó bastante maltrecha y quedó imposibilitada para su utilización.
Los Reyes magos hicieron el intento de volver a recomponer sus piezas y su caldera, pero no fue posible debido a que el daño que había sufrido era bastante irreparable.
-          Eleonora- dijo Baltasar. No podemos hacer nada para salvarte- dijo muy triste. Debido a que hemos usado como combustible a las plantas de cereales que no son idóneas para utilizarlas en tu caldera, hemos provocado que se estropee y resulte muy difícil poder repararla- dijo Baltasar.
-          Lo sentimos mucho- dijo Gaspar.
-          No pasa nada- dijo lentamente la pequeña locomotora. Me llevo conmigo la satisfacción de ver realizado mi último sueño. Volver a recorrer las vías y los carriles por última vez- dijo Eleonora.
Y dicho esto cerró sus pequeñas faritos que eran sus lindos ojitos y se quedó dormida con una gran sonrisa en su cara.
Los tres Reyes Magos , los pajes y los tres camellos partieron cabizbajos en dirección a Oriente, muy tristes por haber perdido la compañía  de la bonita Eleonora.
Pero de repente, del cielo vieron aparecer la estrella Polar que comenzó a descender lentamente hacia donde se encontraban los tres reyes magos.
-          Has vuelto querida estrella- dijeron a coro los tres Reyes magos. Te hemos echado de menos- dijeron los tres muy emocionados.
-          Veo que habéis logrado encontrar el camino sin mi ayuda- dijo la estrella.
-          Si  , todo gracias a Eleonora- dijo muy triste Gaspar.
-          Pero ahora ella se ha marchado, ya que su caldera que es su bonito corazón no ha podido aguantar más el esfuerzo realizado para que  pudiéramos llegar  a tiempo a repartir los juguetes- dijo sollozando Melchor.
-          Si. Lo sé- dijo la bonita estrella. Por eso he venido. Este año los Reyes magos  recibirán también su regalo- dijo muy emocionada la estrella.
Y enseguida se aproximó a la locomotora Eleonora y   despidiendo de su interior una bonita luz, volvió a iluminar sus bonitos ojitos.
Eleonora se despertó de su bonito sueño, renovada, limpia y con una nueva caldera reparada para seguir realizando otros bonitos recorridos.
-          Muchas gracias- dijeron los Reyes Magos. Ha sido el regalo más bonito que podíamos haber recibido en para el día de Reyes.
Y es seguida fueron en busca de Eleonora y juntos se fundieron en un gran abrazo y celebraron más felices que nunca el día de los Reyes Magos.
Y es por esta razón que a partir de ese momento  los Reyes magos decidieron dejar de repartir el carbón hollinado que solían entregar a los niños que se habían portado mal ese año y lo sustituyeron por un carbón más dulce y azucarado en recuerdo de  su recorrido con Eleonora cuando atravesaron el campo de cereal.
Y es por este motivo tan bien, que hoy en día se celebra la llegada de los Reyes magos en forma de cabalgatas guiadas por enormes locomotoras que les conducen por los diferentes recorridos para llegar a tiempo a todas las casas de los niños de cada uno de los diferentes países. En su camino reparten numerosos caramelos recordando con ello cuando miles de copos de carbón azucarados salieron despedidos por la chimenea de Eleonora cuando cruzaron el campo de cereal.
Y colorin, colorado ..este cuento se ha acabado.

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