
Era muy conocida por todos los lugares como la locomotora
más veloz de todos los alrededores. Todos los niños de las diferentes
nacionalidades hacían cola para poder disfrutar de los paseos tan agradables y
rápidos que Eleonora les ofrecía.
En muchas ocasiones Eleonora se paraba
en las diferentes estaciones de servicios donde le sacaban brillo y ponían a
punto todas y cada una de sus hermosas piezas.

Un día, la suerte de la pequeña Eleonora cambió y el jefe
de la estación de Occidente decidió poner en circulación a otra gran locomotora
para poder aumentar la velocidad alcanzada en los recorridos entre las
diferentes estaciones. De esta manera, duplicaría los recorridos y las ventas
de los billetes.
Así que decidió invertir cierto capital en la adquisición
de un nuevo trenecito. A los pocos días apareció con un hermoso tren automático
al que puso de nombre Fastán. Fastán
como no necesitaba carbón para poder funcionar, ya que su motor era eléctrico,
podía alcanzar altas velocidades en poco tiempo. En seguida todos los
niños quisieron probar la nueva
locomotora. Eleonora pudo comprobar con tristeza como todos los niños preferían
esperar en las diferentes estaciones a que Fastán apareciese. Cuando ella se
aproximaba con su silbato a la estación , los niños preferían dejarla pasar y
esperaban a que fuera Fastán quien les
recogiera en las diferentes estaciones.



Así que un día decidió apartarla del recorrido y la dejó a la deriva en un pequeño cementerio de locomotoras donde permanecería por siempre.
Eleonora comenzó a sentirse muy apenada, su motor empezó a
deteriorarse por momentos por falta de uso, sus pequeñas piececitas metálicas
comenzaron a oxidarse y perdió el brillo de sus bonitos colores.



- Pues yo diría que ha debido caer hacía ese lado- dijo Melchor en tono sorprendido. Nunca antes habíamos perdido la orientación de nuestra estrella Polar.- dijo muy sorprendido.
-
Quizás la estrella se ha ocultado con motivo de
la contaminación que hay en los cielos- dijo Gaspar.




-
Si. Además se encuentran muy fatigados debido a
las vueltas innecesarias que hemos dado en busca de la estrella Polar. Necesitan
descansar y reponerse. Es muy difícil que podamos llegar a tiempo a repartir
los regalos y todo el carbón que tenemos- dijo cabizbajo Baltasar.
-
Los niños se quedaran muy tristes y defraudados
si no reciben sus regalos. Esperemos que la estrella Polar no nos abandone-
dijo Melchor. Necesitamos su guía.

Cuando se acercaron hacia él
pudieron comprobar que no se trataba de la estrella Polar si no que era la
pobre locomotora Eleonora que yacía varada a un lado de la estación de trenes.

-
Buenas noches- dijo Baltasar a la pequeña
locomotora. ¿ Has visto si una estrella Polar a aterrizado por aquí cerca?.
-
Pues no he visto nada. Hace mucho tiempo que
nadie se pasa por aquí- dijo tristemente la locomotora.
- Pues creíamos que la estrella podía ser un reflejo metálico que vimos a los lejos hace un momento, pero debía de tratarse de tu reflejo- dijo Melchor algo decepcionado.
- Pues creíamos que la estrella podía ser un reflejo metálico que vimos a los lejos hace un momento, pero debía de tratarse de tu reflejo- dijo Melchor algo decepcionado.
-
¿ Y qué haces aquí solita? – preguntó Baltasar.
-
Pues hace mucho tiempo que estoy inactiva. El jefe
de la estación de Occidente compró un tren eléctrico que hacía el doble de
recorrido que yo en menos tiempo y decidió prescindir de mi- dijo
Eleonora. Es por esta razón que me
encuentro varada fuera de servicio. Mis pequeñas piezas metálicas están oxidadas
por el viento y el frio, y mi caldera ya no funciona porque no tengo carbón con
el que alimentarla- dijo muy triste Eleonora. Antes de que él llegara yo era la
locomotora más rápida de todo el lugar, hacía todo el recorrido desde Oriente
hasta Occidente en un periquete. Todo el mundo me admiraba y era muy querida.
-
¿ Y dices que hacías el recorrido muy
rápidamente? – preguntó Melchor muy sorprendido.
-
Si, pero eso era antes, cuando disponía de
mucho carbón como combustible para mi bonita caldera y podía circular por las
vías libremente - dijo Eleonora.

-
Nuestros camellos están muy cansados por todas
las vueltas que hemos dado en busca de la estrella. Necesitan descansar.- dijo
Melchor.
-
¿ Tu podrías conducirnos por el camino que
lleva a los países de occidente? ¿Conoces el camino?– preguntó esperanzado
Baltasar.
-
Pues claro. He realizado muchas veces el
recorrido, me lo sé de memoria. Pero necesitaría una puesta a punto antes de
iniciar la marcha- dijo Eleonora más animada.
-
Eso no es problema- dijo Melchor. Buscaremos
nuevas piezas con las que reconstruirte. Para ello utilizaremos algunas de las
piezas de algunos juguetes que llevamos para los niños.

Y los tres Reyes Magos y los tres pajes comenzaron a
reconstruir a Eleonora con algunas piezas de los juguetes que llevaban para los
niños.
-
¡ Ya estás lista!!- dijeron a coro los tres
Reyes Magos.
-
Has quedado realmente muy bonita—dijo Melchor.

Y dicho esto los tres Reyes magos se subieron a la
locomotora que lucía muy contenta su nuevo vestuario y sus nuevas piezas
construidas gracias a los regalos de los niños.
Los reyes Magos comenzaron a llenar los depósitos y la
caldera de Eleonora con el carbón que llevaban para los niños que
ese año no se había portado bien y en seguida de la chimenea de la hermosa
locomotora empezó a salir despedido el humo más negro y más denso que nunca
antes había visto. Gracias al calor generado en la caldera , la locomotora
alcanzó velocidad y dando un brinco saltó hasta los raíles que conformaban la
via en dirección a los países de Occidente.

Y en seguida se puso de nuevo en circulación. Eleonora
volvió a recordar el camino que
realizaba todos los días encima de las bonitas vías y disfrutó emocionada
recorriéndolas y viendo como las imágenes de los objetos por los que pasaban
parecían desvanecerse gracias a la velocidad que alcanzaba.



De esta manera gracias a Eleonora pudieron llegar a tiempo
a todas las estaciones. Ya únicamente les faltaba una estación para finalizar
el reparto de todos los juguetes y tan solo disponían de media hora para
llegar.
-
Rápido Eleonora- dijo Melchor. Solo tenemos
media hora para llegar a la última estación y ya no nos queda carbón con el que
alimentar tu caldera.
-
NO llegaremos a tiempo- exclamó Eleonora. Si
sigo el recorrido habitual por las vías llegaremos allí pasadas las doce.- dijo
Eleonora. Será necesario salir de las vías y hacer el recorrido campo a través.
Conozco un atajo por el campo de cereales, si lo atravesamos estaremos allí en
veinte minutos- dijo muy convencida la locomotora.
-
No importa. Correremos el riesgo- dijo la
locomotora.
Y dicho esto Eleonora sin pensárselo dos veces saltó de la
vía y se dispuso a hacer el recorrido a través del campo de cereal que llegaba
hasta la última estación. La pobre locomotora realizaba grandes esfuerzos por
mantener su velocidad y poder llegar a tiempo a su destino. Debido a que los
reyes magos se quedaron sin reservas de carbón, decidieron utilizar las plantas
de cereales que se encontraban por el camino como combustible a quemar junto
con el carbón que les quedaba.


Los reyes Magos consiguieron realizar finalmente su
cometido y todos los niños desde oriente a occidente celebraron muy contentos
como cada año la llegada de sus esperados juguetes y hasta los niños que se
habían portado mal recibieron sus pequeños saquitos de carbón, ya que los pajes
junto con los camellos una vez recuperados, siguieron el camino marcado por la
locomotora y fueron recogiendo los copos de carbón azucarados que habían
resultado como consecuencia de utilizar los cereales como combustión en la
caldera de Eleonora y los fueron distribuyendo por todas las casas.
De esta manera todos celebraron muy contentos el día de
Reyes, menos Eleonora que debido al esfuerzo tan grande que realizó, su caldera
se quedó bastante maltrecha y quedó imposibilitada para su utilización.

-
Eleonora- dijo Baltasar. No podemos hacer nada
para salvarte- dijo muy triste. Debido a que hemos usado como combustible a las
plantas de cereales que no son idóneas para utilizarlas en tu caldera, hemos
provocado que se estropee y resulte muy difícil poder repararla- dijo Baltasar.
-
Lo sentimos mucho- dijo Gaspar.

Y dicho esto cerró sus pequeñas faritos que eran sus lindos
ojitos y se quedó dormida con una gran sonrisa en su cara.
Los tres Reyes Magos , los pajes y los tres camellos
partieron cabizbajos en dirección a Oriente, muy tristes por haber perdido la
compañía de la bonita Eleonora.
Pero de repente, del cielo vieron aparecer la estrella
Polar que comenzó a descender lentamente hacia donde se encontraban los tres
reyes magos.
-
Has vuelto querida estrella- dijeron a coro los
tres Reyes magos. Te hemos echado de menos- dijeron los tres muy emocionados.
-
Veo que habéis logrado encontrar el camino sin
mi ayuda- dijo la estrella.
-
Si ,
todo gracias a Eleonora- dijo muy triste Gaspar.

-
Si. Lo sé- dijo la bonita estrella. Por eso he
venido. Este año los Reyes magos
recibirán también su regalo- dijo muy emocionada la estrella.
Y enseguida se aproximó a la
locomotora Eleonora y despidiendo de su
interior una bonita luz, volvió a iluminar sus bonitos ojitos.

-
Muchas gracias- dijeron los Reyes Magos. Ha
sido el regalo más bonito que podíamos haber recibido en para el día de Reyes.


Y es por este motivo tan bien,
que hoy en día se celebra la llegada de los Reyes magos en forma de cabalgatas
guiadas por enormes locomotoras que les conducen por los diferentes recorridos
para llegar a tiempo a todas las casas de los niños de cada uno de los diferentes
países. En su camino reparten numerosos caramelos recordando con ello cuando
miles de copos de carbón azucarados salieron despedidos por la chimenea de
Eleonora cuando cruzaron el campo de cereal.
Y colorin, colorado ..este
cuento se ha acabado.
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