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Dengui, el pingüino


Dengui, el pingüino
Cancion Dengui



Erase una vez, hace algún tiempo vivía , en un pequeñito iceberg con forma de iglú, un pingüino llamado Dengui.  Dengui era un pingüino del polo norte al que le gustaba quedarse en el interior de su bonito iglú ya que pasaba mucho frio cuando salía al exterior. Prefería quedarse acurrucado en su preciosa camita y esperaba pacientemente a que sus papás pingüinos les trajesen ricos pescados con los cuales poder alimentarse. Cada día permanecía apaciblemente recostado en uno de los sillones y contemplaba desde la ventana  la fría nieve que caía sobre el iglú. Dengui no quería salir a pasear por la fría nieve por temor a  resbalarse o resfriarse ,  ya que en muchas ocasiones cuando había salido a recorrer los fríos icebergs helados había tenido que estar en reposo durante largos días debido a la congelación que su cuerpecito sufría cada vez que entraba en contacto con la nieve. Era por esta razón que sus papás habían decido que lo mejor para Dengui sería que permaneciese siempre tranquilo en el interior del iglú, era mejor que estuviera tranquilo y reposando dentro acurrucado entre las diferentes mantas que disponían y cerca de un pequeño fuego  para evitar que pudiera resfriarse ya que era muy vulnerable a los cambios de temperatura. Así que Dengui aprendió a esperar tranquilo a que sus papás llegasen y evitaba salir del iceberg, de esta manera si no salía de su interior, no corría ningún riesgo.

.- Buenos días- dijo la mamá Frengui acercándose sigilosamente a su pequeño. ¿ Cómo has amanecido hoy?- dijo la mamá abrazando a Dengui.

-Muy bien mamá- dijo muy contento el pingüino. Esta noche no he pasado nada de frio. Mis lindos piececitos se mantienen todavía calientes- dijo señalando uno de sus pies.

- La mantita y el calor de la hoguera que realizasteis hace que soporte mejor el duro inverno del polo norte. Mira mi nariz, está también calentita- dijo sonrosándose.

- Está bien- dijo la mamá . Es conveniente que hoy permanezcas en casa ya que se anuncia un cambio de temperatura y posiblemente haga más frio. No podemos permitir que te resfríes nuevamente ni que resbales debido a la fría nieve- continuó diciendo la mamá mientras preparaba el cestito para ir en busca de pescado fresco para Dengui.

- No tardaremos en estar de regreso- continuó diciendo el papá mientras recogía la lanza que le servía para pescar. A nuestro regreso prepararemos una bonita hoguera donde cocinaremos el pescado.

- Está bien- dijo el pequeño despidiéndose de sus papás.


Y dicho esto los papás de Dengui abandonaron el iceberg y se dirigieron hacia el exterior para ir en busca de pescado fresco con el cual alimentar al pequeño pingüino. Mientras caminaban en dirección de la laguna helada una tormenta de nieve les sorprendió a medio camino.
-Mira- dijo el papá Rengui dirigiéndose a la mamá Frengui. Se avecina una gran tempestad de nieve , tenemos que partir en seguida para refugiarnos antes de que nos atrape- continuó diciendo el papá.
-No podemos regresar al iglú, se encuentra todavía algo lejos, es mejor que nos refugiemos debajo de este gran abeto antes de que pase la tormenta- dijo la mamá señalando el gran abeto que se encontraba cerca de la laguna helada.

Y sin perder más tiempo, los papás de Dengui se dirigieron a refugiarse bajo el gran abeto esperando que la tormenta amainase pronto para poder llegar junto a su pequeño, pero para sorpresa de ellos la tormenta lejos de comenzar a desvanecerse se hizo más intensa y un gran remolino en forma de nieve y hielo hizo  su aparición ante ellos.
-¡Pero mirad quien he encontrado bajo este gran abeto!!- dijo sonriendo el gran monstruo de las Nieves. ¡Si son una pareja de pingüinos!- dijo dirigiéndose hacia ellos.
-Y veo que lleváis un gran cesto con pescado fresco para comer- dijo el monstruo de las nieves acercándose cada vez más a ellos.
-¿Que es lo que quieres de nosotros monstruo de la nieves? Tan solo somos un par de pingüinos que estamos protegiéndonos de la tormenta y del frio- dijo el papá con voz temblorosa.
-Simplemente he venido a asustaros y a llevaros conmigo a mi gran gruta nevada- dijo el monstruo que cada vez más elevaba el tono de su voz: ¿no es eso lo que los animales que viven en el polo norte cuentan de mi?- continuó diciendo el monstruo de las nieves.
-Pero no puedes llevarnos contigo a tu gran caverna nevada, tenemos un pingüino al que alimentar y proteger que nos espera en nuestro confortable iglú- dijo sollozando la mamá de Dengui.
-Pues lo siento mucho- dijo el monstruo lanzando nieve de un lado a otro en forma de remolino. Vendréis conmigo cueste lo que cueste. He venido a mantener viva la leyenda que vosotros mismos habéis creado de mi- dijo el monstruo de las nieves agitando cada vez más la fría nieve a sus pies.
-Vendréis conmigo a mi caverna y seréis  mis prisioneros  por siempre jamás y todos los animales del polo norte tendrán de qué hablar- continuó diciendo el monstruo que con un gesto rápido recogió a los dos pingüinos entre sus enormes garras y desapareció sobrevolando el cielo como si de un gran huracán de nieve se tratase.

Y dicho esto el monstruo se elevó por los aires llevando consigo a los papás de Dengui en dirección a su gruta nevada mientras Dengui miraba a través de su ventana como los grandes copos nevados no dejaban de caer sobre el pequeño iglú. Dengui comenzó a impacientarse cuando comprobó que las horas pasaban y que sus papás no hacían aparición por pequeño iceberg. Comenzó a anochecer, la tormenta se hacía más intensa y Dengui comenzó a temer que algo les hubiera pasado a sus papás. Triste y hambriento decidió recostarse en su camita y esperar a que un nuevo día amaneciese con la esperanza de que para entonces la tormenta hubiera cedido.

Un nuevo día amaneció en el iglú del pequeño pingüino y Dengui se asomó esperanzado a la ventana deseando ver por el horizonte que sus papás venían de regreso, pero aunque la tormenta había cesado sus papás no habían vuelto al iglú. Dengui comenzó a preocuparse nuevamente ya que sus papás nunca habían permanecido tanto rato ausentados, Dengui comenzó a pensar que seguramente debido a la tormenta se hallaban perdidos entre la fría nieve ya que quizás habían perdido la orientación. Comenzó a dar vueltas de un lado a otro del iglú, pensando en cómo poder localizar a sus papás en medio de tanta nieve, temía que si salía pudiese perderse o resfriarse pero sino salía del iglú nunca podría localizar a sus padres y ayudarles a regresar sanos y salvos a su hogar. Mientras pensaba en si era conveniente esperar durante más rato o salir del interior del iglú, un pequeño oso polar hizo su aparición repentinamente.
-Dengui, Dengui- dijo alarmado el Oso Potoso. Vengo a alertarte de algo que ha sucedido cerca de la laguna helada.- continuó diciendo el pequeño Oso Polar.
-¿La laguna helada?- dijo en tono asustado el pequeño pingüino.
-Si, dicen que han visto huellas marcadas que pertenecen al monstruo de las nieves- dijo agitadamente Potoso.
-Ha vuelto a aparecer nuevamente por el Polo Norte y comentan que ha venido a vengarse de todos nosotros por haberlo recluido durante tanto tiempo en aquella gran caverna nevada- dijo asustado el Oso Potoso.
-¿ Quieres decir que ha logrado salir de su encierro? – dijo alarmado Dengui.
-Así es. Parece ser que se ha liberado de su encierro y ha venido dispuesto a vengarse de todos los animales del Polo que le obligamos a permanecer encerrado en su guarida. Dicen que  a los primeros a los que ha capturado han sido a tus papás- continuó diciendo Potoso ante la mirada asustada de Dengui.
-¡ Pero no puede ser!!- dijo sollozando Dengui. No es posible que eso haya ocurrido, ellos solo pretendían ir en busca de pescado para que pudiera alimentarme con él- continuó diciendo el pingüinito.Pues han visto las huellas de tus papás junto con las del monstruo de las nieves. Sguramente los ha capturado para llevárselos a su caverna nevada – continuó diciendo Potoso.
-¿ Y ahora que puedo hacer yo?- dijo cabizbajo Dengui. ¿Cómo puedo liberarlos si tengo tanto miedo que ni tan siquiera me atrevo a salir del iglú por miedo a resfriarme o a resbalarme? No sé cómo pueda ayudarles, siempre he permanecido protegido en el interior del iglú- continuó diciendo el pingüinito con lágrimas en los ojos.
-No lo sé . Yo tan solo he venido a avisarte y que sepas que si tus papás no regresan pronto seguramente es debido a se encuentran capturados bajo las garras del monstruo de las nieves- dijo el Oso Potoso dejando sumido en una gran tristeza al pingüino Dengui.


Y en cuanto el Oso abandonó el iglú de Dengui, el pingüino comenzó a llorar desesperado viendo que no podía hacer nada por ayudar a sus papás y liberarlos, su miedo había crecido tanto en su interior que era incapaz de salir del iglú , no sabía cómo actuar, no era capaz de  poder orientarse, su mente y su valor habían permanecido congelados durante mucho tiempo debido a la protección que sus papás le habían dispensado y ahora no conocía la manera de hacer frente a la situación ya que nadie se lo había enseñado.

Durante largos días Dengui permaneció sumido en una gran tristeza esperando que la historia que le había contando el Oso Potoso no fuera cierta y que sus papás regresaran de un momento a otro, pero a medida que los días pasaban se daba cuenta que probablemente el Oso tenía razón y el monstruo de las nieves había capturado a sus papás.

Mientras en la cueva del monstruo de las nieves los papás de Dengui permanecían cautivos ya que no sabían cómo se encontraría Dengui solo  en el pequeño Iglú . No sabían los motivos por los cuales el monstruo de las nieves les había capturado, tan solo sabían que cada día el monstruo se mostraba más enfadado e irritable y que cada vez que regresaba del del polo Norte acudía con algún animalito más capturado.
-¿ Pero monstruo de las nieves?- preguntaba la mamá de Dengui sorprendida. ¿Que pretendes hacer con nosotros? ¿Cual es el motivo por el que nos mantienes cautivos?- dijo la mamá sollozando pensando en su pequeño pingüinito.
-Solamente deseo vengarme de todos los animales del Polo que me obligasteis a permanecer preso en esta cueva durante todo este tiempo- inquirió el monstruo preso de dolor y de pena.
-Simplemente decidisteis que debido a mi gran estatura y mi fortaleza podía suponer un peligro para vosotros, pensasteis que si permanecía en libertad podría causaros algún daño y me condenasteis para siempre a estar recluido en esta gran cueva oscura sin poder ver la luz del sol – dijo el monstruo recordando en su memoria el momento que todos los animales del Polo lo apresaron y lo enviaron directamente a interior de la gran cueva nevada bloqueando la salida con un iceberg congelado.
-Por vosotros he permanecido durante largos años encerrado en esta cueva, sin salir, sin ver la luz del sol y alimentándome únicamente del musgo que crecía débilmente en las paredes de la cueva- continuó diciendo el monstruo.
-¡Pero nosotros tan solo queríamos proteger a nuestros hijos de tus amenazas!- dijo el papá Oso polar que también había sido capturado por el monstruo de las nieves.
-Ni siquiera me disteis ninguna posibilidad de demostraros quien era realmente y cuál era mi comportamiento hacia vosotros. Simplemente os guiasteis por mi apariencia y vuestro deseo de verme fuera del polo Norte. Ahora recibiréis vuestro merecido por haberme encerrado en esta cueva húmeda y fría- continuó diciendo el monstruo de las nieves.
-Pero eso fue hace mucho tiempo- dijo la mamá de Dengui. No creíamos que fueras capaz de comportante como era debido con nosotros ya que eres un monstruo- continuo diciendo la mamá del pingüino.
-Si, soy un monstruo ¿ Y qué? He nacido siendo monstruo pero no engullo animales del Polo Norte. Soy un monstruo vegetariano- continuó diciendo el monstruo en tono enfadado.
-Y aunque mi alimentación hubiera sido otra diferente y hubiera tenido que alimentarme de pescado o de animales como vosotros eso no tendría que haber sido un motivo para querer deshacerse de mí por miedo a que os atacase. Todos los animales del Polo tienen derecho a vivir en libertad, buscar sustento y disfrutar de largos paseos por la nieve- continuó diciendo el monstruo ante la mirada de los animales que permanecían capturados.
-¿Pero si no vamos a formar parte de tu alimentación? ¿Que pretendes hacer con nosotros?- continuó diciendo el Alce Partino.
-Simplemente os mantendré cautivos tal y como vosotros hicisteis conmigo- continuó diciendo el monstruo
-Y no se hable más. Iré capturando uno a uno todos los animales del Polo y me desharé de vosotros una vez que logre teneros bajo mi control – continuó diciendo el monstruo.
-Se de alguien que estará encantado de utilizaros como postre- continuó diciendo el monstruo
-Ahora si me permitís me marcho de nuevo en busca de más presos para completar mi colección de animales desvalidos del Polo Norte- continuó diciendo el monstruo.

Y dicho esto el monstruo volvió a sobrevolar los iglús y los diferentes icebergs en busca de más animales a los que capturar mientras el pequeño Dengui cada día se encontraba más debilitado y desanimado al ver que sus papás no regresaban al iglú.

Uno de los días la foca Felina acudió totalmente desesperada en busca del pequeño Dengui ya que su querida hija la foca Terna ,que había sido capturada por el monstruo de las nieves , había logrado escapar del cautiverio y le había explicado que sus papás junto con algunos animales más del Polo se encontraban retenidos en manos del monstruo.
-Dengui, Dengui, traigo noticias de tus papás: Se encuentran prisioneros en la cueva de las nieves del monstruo-  dijo la foca Felina ante la mirada del pequeño.
-Así que es cierto- dijo cabizbajo el pequeño. Y yo aquí sin poder hacer nada- dijo en tono apenado. Con este frio soy incapaz de poder salir del iglú sin que mi lindo cuerpecito quede congelado- dijo sollozando el pingüino. Si fuera posible salir de aquí y tuviera el valor suficiente para enfrentarme al monstruo….estoy seguro que mis papás regresarían a mi lado sanos y salvos- continuó diciendo el pingüino.
-Dengui, si quieres te puedo facilitar estos bonitos patucos de lana que elaboré para Terna- dijo la foca mostrándole los patucos al pingüino. Quizás con ellos puedas salir del iglú sin congelarte a medio camino- dijo la foca con pleno convencimiento.
-Muchas gracias foca Felina- dijo el pingüino poniéndose los patucos que le había regalado la  foca.
-Pero no tan solo son mis pies los que padecen del intenso frío, mis manos y mi cuello tiemblan en el momento en que entran en contacto con la fría nieve. Necesitaré algo más que unos patucos para poder llegar hasta la cueva de las nieves- dijo tristemente el pingüino.
-No te preocupes Dengui. Solicitaré la ayuda del ciervo Sirón y de la morsa Gletán, ellos me ayudaran a confeccionarte una bonita bufanda ,un gorro de lana  y unos bonitos guantes para que puedas protegerte con ellos del frio del Polo- continuó diciendo la foca.
-Voy en busca de ellos y espero estar de regreso pronto , es necesario que acudas sin más tardar en busca de tus papás. El monstruo pretende llevárselos al dragón Nevado como ofrenda y éste no dudará en engullirlos en un abrir y cerrar de ojos- continuó diciendo la foca.

Y rápidamente la foca fue en busca del ciervo y de la morsa para que le ayudaran a elaborar una bonita bufanda, los guantes de lana y un hermoso gorro para Dengui , para que de esta manera fuera capaz de salir del iglú  y llegar hasta la cueva de las nieves para liberar a sus papás.

En cuanto estuvieron elaborados, la foca se dirigió nuevamente hacia Dengui y le mostró la bonita bufanda que habían elaborado para él. En seguida Dengui se la colocó en su bonito cuello , se abrigó con el gran gorro que le habían confeccionado y marchó en seguida en dirección a la cueva del monstruo pensando en la manera de poder liberarlos.

Caminó bajo el frio invernal del polo, atravesó varias montañas buscando alguna orientación que le permitiera llegar hasta la cueva del monstruo pero como hacia tanto tiempo que no caminaba sobre la nieve en más de una ocasión resbaló por diferentes acantilados dañándose en una de sus patitas. En una de las ocasiones el cóndor Jiero , que lo estaba vigilando desde hacía varios días desde lo alto de su cueva excavada en la montaña, descendió para comprobar si el pequeño pingüino había sufrido alguna herida con motivo de sus caídas.
-Dengui, Dengui- dijo el cóndor Jiero. ¿ te encuentras bien?. ¡Esta es la tercera ocasión que resbalas por uno de los precipicios del Polo!- dijo en tono alarmado el cóndor.
-Llevo observándote varios días. ¿A dónde pretendes llegar pequeño pingüino?- continuó preguntando con sorpresa el cóndor.
-Voy en busca de mis papás- dijo sollozando el pingüino. Si es que logro llegar hasta la cueva del monstruo de las nieves- continuó diciendo el pingüino.
-¿ Te diriges hacia la cueva del monstruo?- dijo exaltado el cóndor.
-Si, así es. Mis papás fueron capturados hace unos cuantos días y permanecen cautivos en el interior de su cueva. Yo me propongo liberarlos de su encierro- dijo tristemente Dengui.
-Pero si no eres capaz de dar unos cuantos pasos sin resbalarte y caer estrepitosamente por los acantilados?- dijo con sorpresa el cóndor.
-Es que he permanecido en el interior del iglú durante mucho tiempo sin salir al exterior por miedo a congelarme o resbalar por la fría nieve. Mis papás siempre me protegieron y evitaron que pudiera resultar dañado con motivo de alguna de  mis caídas. Siempre intentaron que estuviera seguro en el interior del iglú, ellos se encargaban de buscarme el pescado para poder alimentarme con él sin que tuviera que realizar ningún esfuerzo y mantenían una temperatura agradable en el interior del iglú para que no me enfriase. Es que mi piel es más delicada que la del resto de pingüinos, en  cuanto me expongo al frio mis manos y mis pies quedan congelados- dijo tristemente el pingüino.
-¡Ah ¡! ¿Es esta la razón por la cual caminas tan torpemente por la nieve y vas vestido con estos extraños atuendos?- dijo el cóndor mirando atentamente la bufanda, los guantes y el gorro de lana que llevaba puesto Dengui.
-Si, fue un regalo de la foca Felina- dijo sollozando el pingüino. Era la única forma con la que podría salir de mi iglú e intentar llegar hasta la cueva del monstruo de las nieves sin quedarme congelado debido al frio- continuó diciendo Dengui.
-Pero eres un pingüino, no deberías pasar frio- continuó diciendo el cóndor asombrado.
-Si, quizás tengas razón, quizás soy un pingüino algo peculiar- continuó diciendo Dengui.
-Bueno no te preocupes te ayudaré a llegar hasta la cueva del monstruo. Yo te guiaré hasta ella con mi vuelo y crearé unas bonitas raquetas de madera para tus pies- continuó diciendo el cóndor.
-Con ellas podrás caminar sobre la nieve sin resbalar. Ya verás como en poco tiempo llegarás hasta la guarida del monstruo y podrás liberar a tus papás- continuó diciendo el cóndor.

Y dicho esto el cóndor se reunió junto con otros gavilanes y cóndores más y comenzaron a realizarle unas bonitas raquetas para los pies de Dengui para que pudiera caminar con ellas sobre la nieve. En un momento las hubieron fabricado y Dengui se las colocó esperando que fueran eficaces para poder llegar sin problemas hasta la cueva de las nieves. Una vez que Dengui estuvo preparado , el cóndor le guió desde lo alto del cielo en dirección hacia la cueva del monstruo. En pocas horas Dengui se encontraba delante de la cueva del monstruo pensando en la manera de liberar a sus papás de las garras del monstruo.

Poco a poco, Dengui se acercó hacia el interior de la cueva del monstruo deseando ver de nuevo a sus papás y que el monstruo no estuviera allí vigilándolos. En cuanto llegó al interior de la cueva comprobó que se trataba de una oscura y fría cueva, en la que ningún pequeño rayo de sol se filtraba entre sus paredes. Lentamente se adentró hacia su interior y pudo comprobar con alegría como sus papás estaban capturados en una de las pequeñas cavernas que configuraban la cueva.
-Mamá, papá- dijo muy contento el pingüino. He venido a rescataros ¿os encontráis bien? ¿dónde está ese malvado monstruo que os ha apresado?- dijo Dengui con lágrimas en los ojos.
-Dengui, Dengui- dijo la mamá sorprendida. ¿Cómo has logrado llegar hasta aquí sin acabar dañado o congelado?- continuó diciendo la mamá de Dengui.
-HE logrado evitar el frio gracias a esta bufanda, estos guantes y gorro de lana que la foca Felina elaboró para mi.
-Y con la ayuda de estas raquetas bajo mis pies he logrado llegar hasta aquí sin resbalar- continuó diciendo el pingüino.
-Ahora solo falta saber cómo os puedo liberar de vuestro encierro- dijo Dengui mirando al resto de animales del Polo que se encontraban encerrados en la caverna.
-El monstruo ha salido en busca de algunos animales más del Polo para capturar, ,pero no tardará en regresar- continuó diciendo el papá de Dengui.
-¿ Y cuál es el motivo por el que os ha capturado?- dijo Dengui pensando en la manera de poder liberarlos.
-Quiere vengarse de nosotros por haberle mantenido cautivo durante tanto tiempo en el interior de esta cueva fría y solitaria- dijo la mamá cabizbaja.
-Es que nosotros hace algún tiempo provocamos su encierro debido a que temíamos que pudiera atacarnos en algún momento de furia- continuó diciendo el papá pingüino.
-Decidimos que lo adecuado sería encerrarlo entre estas cuatro paredes de la cueva y que permaneciese oculto en ellas, de esta manera evitábamos que pudiera dañarnos o devorarnos- dijo tristemente la mamá de Dengui.
-Pero ahora se ha liberado de su encierro y pretende castigarnos por haberlo tenido retenido a la fuerza sin ni tan siquiera darle tiempo a que demostrara cual era verdaderamente su comportamiento- continuó diciendo el Arce Gerlón que se encontraba retenido allí.
-Y .. y ahora resulta que el monstruo no pretende devorarnos y que nunca había sido esta su intención- continuó diciendo el papá.
-Es que es un monstruo vegetariano-. Continuó diciendo la mamá de Dengui.
-Pero es que su aspecto feroz y grandes garras nos hizo pensar que se trataba de un malvado monstruo y que acabaría devorándonos a todos entre sus grandes colmillos- continuó diciendo el Arce.
-Ya comprendo- dijo Dengui cabizbajo mirando el interior de la fría cueva.
-Creo que entiendo demasiado bien al monstruo de las nieves- continuó diciendo el pequeño Dengui. El miedo hace que actuemos y que realicemos acciones que lejos de protegernos acaban dañándonos- dijo el pingüino suspirando.
-Es el miedo a no enfrentarnos a los hechos lo que hace que sintamos el deseo de protegernos y que estas acciones acaben dañándonos igualmente. Por no enfrentarnos al monstruo de las nieves y descubrir cuáles eran realmente sus intenciones lo condenamos a este encierro del que ahora nosotros sufrimos también las consecuencias- continuó diciendo Dengui.
-Y además, esta misma protección hace que nunca desarrollemos mecanismos para poder defendernos solos- dijo Dengui retirándose la bufanda, los guantes, el gorro y la raqueta de su pies.
-Creo que he aprendido la lección – dijo la mamá de Dengui abrazándose a su pequeño.
-Y creo también que has demostrado tener un gran valor ya que a pesar de nuestro exceso de protección has logrado llegar hasta aquí con el propósito de liberarnos a todos sin sentir el más mínimo temor- continuó diciendo el papá de Dengui.
-Gracias- dijo el pingüino sonriendo. Creo que era el miedo que sentía en mi interior el que me hacía sentir frio y resbalar por la fría nieve una y otra vez. Si en vez de haberme quedado en el interior de mi iceberg hubiera sido capaz de entender que la única manera de crecer y desarrollarme era levantándome cada vez que caía derrotado, nunca hubiera necesitado un gorro , una bufanda ni unas raquetas para poder llegar a vuestro lado- continuó diciendo el pingüino.
-Y si nosotros no hubiéramos querido protegeros tanto, no hubiera sido necesario causarle tanto daño al monstruo de las nievas encerrándolo- continuó diciendo el papá ante la mirada de sorpresa del monstruo que hacia largo rato observaba la escena.
-Bueno, veo que vuestro hijo ha logrado llegar hasta mi caverna sano y salvo a pesar de estar demasiado equipado- dijo el monstruo recogiendo del suelo el gorro, los guantes y la bufanda del pequeño.
-Creo que ahora ya no  los necesitarás durante el camino de regreso- dijo el monstruo de las nieves dirigiéndose a los diferentes bloques de hielo que cerraban cada una de las entradas de las cavernas de su cueva.
-Podéis marcharos- dijo el monstruo liberando a los papás de Dengui y al resto de los animales del Polo
-Creo que gracias a Dengui todos hemos aprendido una buena lección. Espero que a partir de ahora me dejéis poder caminar en libertad por la nieve fría y poder respirar el aire puro sin que vuestro temor y deseos extremos de protección nos causen más daño- continuó diciendo el monstruo de las nieves.
-Además ahora ya sabéis que soy vegetariano y que lo aparente en muchas ocasiones no  reflejan como eres realmente - dijo el monstruo acariciando al pequeño Pingüino.
-Y que más vale enfrentarte cuanto antes al duro inverno que soportar indefinidamente el peso de un encierro , ya que la excesiva protección limita tu posibilidad de acción – continuó diciendo Dengui despidiéndose del monstruo de las nieves.
-Y que en esta ocasión el monstruo que ha resultado  vencido el del miedo ha sido ya que no existe más limitación que provoque congelación que la de tu propio exceso de protección- dijeron a coro el resto de animales del Polo que salían de sus respectivas cavernas.

Y dicho esto los animales del Polo Norte capturados junto con Dengui y sus papás se dirigieron de nuevo a sus respectivos hogares deseando estar de regreso pronto con sus familiares ahora que todos habían aprendido una extraordinaria lección. Nunca más se dejarían llevar por el miedo atroz ya que habían aprendido que era el único monstruo al que debían aprender a enfrentarse pero no a base de sobreprotección si no con una buena dosis de autocontrol.


Y colorín, colorado….este cuento se ha acabado

Los wikicuentos multiculturales

Mónica Zambrano