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Plumby y la hormiga.


Plumby y la hormiga.
Català

Cancion Plumby







Erase una vez, hace mucho tiempo vivía un gran oso hormiguero llamado Plumby.


Plumby era de color miel y era muy temido por las hormigas ya que era muy fuerte y poderoso. Tenía una larga trompa con la que aspirar a todas las pobres hormigas que les servían de alimento.

Cuando las hormigas le veían aparecer corrían despavoridas para no ser devoradas con su larga trompa. Plumby se sentía muy orgulloso haciendo temblar a las hormigas y disfrutaba contando a sus amigos la cantidad de hormigas que había cazado durante el día.


Un día cuando Plumby estaba buscando más hormigas a las que asustar se le apareció de repente detrás de ella una hormiga de color azul.



-         Hola, dijo la hormiga a Plumby.¿ Cómo te llamas?- preguntó la hormiga

-         Soy Plumby. Soy un oso hormiguero. ¿Cómo es que no huyes de mi atemorizada? Yo me como  a hormigas como tú, lo sabes ¿Verdad?- dijo Plumby.

-         Ah! Perdona, no lo sabía—dijo tristemente la hormiga. Pues entonces cómeme- dijo resignada.


De repente Plumby se quedó sorprendido ante la resignación de la hormiga.

-         ¿Pero no vas a huir? ¿No vas a poner resistencia como hacen las demás hormigas? -preguntó Plumby.

-         Yo no soy igual que ellas- dijo la pequeña hormiga.

-         Si, ya me he dado cuenta que tienes un extraño color- dijo Plumby . Nunca había visto una hormiga azul.

-         Sí, soy azul. Por eso nadie me quiere. No me quieren porque soy diferente a ellas. – dijo llorando la pequeña hormiga.

-         Pero sigues siendo una hormiga aunque tengas un color diferente- dijo muy convencido Plumby.

-         Si es cierto. Pero no me respetan entre ellas. No quieren que esté con ellas. Por eso viajo sola al contrario que ellas que siempre viajan juntas y en grupo- dijo la hormiga azul. ¡Ah! , perdona, me llamo Armita.

-         Pero eso no es justo- inquirió el oso hormiguero. Porque seas diferente no te tienen porqué abandonar. Entre nosotros los osos hormigueros siempre nos respetamos aunque seamos de diferente color o diferente tamaño. Nos ayudamos entre nosotros  a buscar comida y a protegernos de otros animales más poderosos que nosotros.- explicaba Plumby a la pequeña hormiga.

-         Pues ya ves, así están las cosas- respondió Armita resignada. Así que aquí estoy, puedes comerme si quieres. No valgo nada. No creo que ni siquiera te guste mi sabor. – dijo triste Armita.

-         No voy a hacerte daño pequeña hormiga- dijo en un tono de consuelo y compañerismo que nunca antes Plumby había demostrado tener con ninguna hormiga.

-         Creo que no es justo que te tengan abandonada. Vendrás siempre conmigo. Yo te protegeré para que nunca nadie te haga daño. Conmigo siempre estarás a salvo.- dijo Plumby

Y dicho esto cogió a la pequeña hormiga y la subió a través de su larga trompa hasta lo alto de su cabeza.

Juntos caminaron hacia el país de los osos hormigueros.


Allí Plumby les presentó a Armita y les pidió que ningún oso hormiguero se le acercara nunca a hacerle daño ya que era su amiga.

De esta manera los osos hormigueros se hicieron muy amigos de Armita. La cuidaban mucho y la protegían. Ningún animal se le acercaba para hacerle daño.

Un día mientras Plumby y Armita paseaban juntos por el bosque oyeron de repente unos gritos y sonidos extraños por los alrededores. Un grupo de osos hormigueros estaban atrapando a un gran ejército de hormigas que se hallaban en el interior de sus hormigueros.

-         ¡Salid de ahí!- gritaba un oso hormiguero.

-         No pongáis resistencia, hoy seréis mi plato fuerte- gritaba otro oso hormiguero.
De repente, Armita se dio cuenta de que se trataba de su antiguo hormiguero. Allí vio a su antigua Jefa hormiga, aquella que la echó sin piedad del hormiguero porque era de color azul.

-         ¡Plumby , Plumby! ¡Es mi antiguo hormiguero, es donde yo nací!! ¡No podemos dejar que las atrapen, tenemos que ayudarlas!- exclamó sobresaltada Armita.

-         Pero si son tus antiguas compañeras. Aquellas que no te querían y que te echaron de tu hormiguero obligándote a vagar sola- dijo Plumby.

-         Lo sé - dijo la hormiga. Pero no deseo hacerles daño. No me lo perdonaría si las dejara ser devoradas sin ofrecerles una pequeña ayuda- dijo Armita tristemente.

-         Está bien. Pero que conste que lo hago por ti.

Plumby se acercó al grupo de osos hormiguero.

-         ¡Pero si es Plumby!- dijo uno de ellos.

-         Y está con Armita- dijo otro alegremente.

-         Hola chicos. Armita me ha contado que el hormiguero que estáis atacando es donde ella nació. Estas hormigas que ahora gritan son sus antiguas compañeras, aquellas que le echaron por ser diferente- dijo Plumby.

-         ¡Ah sí! Pues a por ellas ahora con más razón- dijo uno de ellos.

-         No, por favor, por favor- dijo Armita. Os pido que no lo hagáis. Dejadlas libres. Ir a atacad a otro hormiguero. No me gusta verlas sufrir.

Al escuchar la voz de Armita, la jefa hormiga salió del hormiguero y con un gran torrente de voz dijo:
-         ¡Armita, ayúdanos, sálvanos por favor! ¡Tenemos mucho miedo! ¡Vamos a ser devoradas!- dijo llorando y con una patita rota.

Armita se acercó a los Osos y les pidió que las dejaran libres.

En ese momento los Osos hormigueros decidieron marcharse porque Armita se lo había pedido.

-         Y que conste que os liberamos gracias a Armita. Que si no….- dijo uno de los Osos hormigueros.

Dicho esto se fueron en la búsqueda de otro hormiguero con el cual alimentarse. Gracias a la compañía y a la amistad que tenían con Armita se habían acostumbrado a alimentarse con vegetales también y podían pasar comiendo menos hormigas.

Armita se bajó de Plumby y se dirigió al hormiguero. Allí estaban todas las hormigas admirando la labor de Armita.

-         Muchas gracias por tu ayuda- dijo la jefa hormiga. Sin ti habríamos sido devoradas- dijo tristemente.

-         No pasa nada. Ahora soy amiga de los osos hormigueros y ellos me cuidan. Nos cuidamos mutuamente entre nosotros. Eso lo he aprendido de ellos. Es normal que yo siendo hormiga os ayude también a vosotras. Eso es ser unas verdaderas compañeras- dijo Armita contenta de volver a verlas.

-         Sí, pero nosotras te echamos del hormiguero. No te quisimos entre nosotras. ¿Nos podrás perdonar algún día? – dijo otra de las hormigas del ejército.

-         Ya lo he hecho. Hace tiempo que os perdoné. Quizás si no me hubierais echado nunca habría conocido el mundo de los osos hormigueros ni a PLumby- dijo sin rencor Armita.

-         Puedes volver entre nosotras si quieres- dijo la jefa hormiga.

-         Muchas gracias, pero de momento prefiero continuar con Plumby. Pero vendremos a visitaros siempre que podamos y haremos que nuestros amigos los osos hormigueros no se acerquen mucho a vuestro hogar. Así viviréis mucho más tranquilas- dijo Armita con una voz dulce y melodiosa.

   

Y cuando se despidieron de todas las hormigas Plumby y Armita se fueron lentamente de nuevo a casa.

-         - Sabes una cosa Plumby- dijo Armita. Me alegro de haberte conocido.

-         Y yo también mi pequeña hormiguita azul- dijo Plumby.

Y partieron felices y contentos para seguir compartiendo sus vivencias y sus aventuras siempre unidos como grandes compañeros.









Y colorín colorado…este cuento se ha acabado.

Mónica Zambrano. Los Wikicuentos Multiculturales







 

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