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Chesco el cocodrilo


Chesco el cocodrilo:
 Català
Cancion Chesco






En un país muy lejano llamado Turecán , vivía una familia de cocodrilos. La mama cocodrilo estaba esperando el nacimiento de su primer hijo y eso hacía que estuvieran muy contentos esperando el momento en que el bebé decidiera nacer.
Una mañana la mamá cocodrilo se despertó sobresaltada y llamando a papá cocodrilo se dio cuenta que el pequeño estaba a punto de nacer y juntos los dos fueron al cocohospital a recibir a su primer hijito.

Todo el pueblo de Turecán celebró entusiasmado el nacimiento del bebé, al que decidieron llamar Chesco.

Chesco era un cocodrilo muy listo y espabilado. Creció muy rápidamente y en seguida su padre quiso que se dedicará a arreglar coches y piezas de automóviles al igual que hacía él. Se sentía muy orgulloso siendo mecánico y quería que su pequeño hijito también lo fuera, así que poco a poco lo fue convenciendo para que le ayudara en su oficio.

Pero a Chesco no parecía entusiasmarle la idea. No le apetecía nada estar todo el día arreglando coches ni estar sucio y desaliñado entre las piezas de los automóviles.

El papa de Chesco no le entendía, él solo quería que pudiera continuar su negocio y que fuera transmitiendo de generación en generación su profesión.

Chesco en su pequeño corazoncito sabía que no quería ser mecánico, el siempre había soñado ser pastelero.

A Chesco le gustaban muchos los dulces y siempre iba de pastelería en pastelería admirando la belleza del colorido de los dulces y los pasteles caseros. Admiraba la labor de los grandes bolleros y panaderos. Y un día, cansado de hacer siempre lo que su padre decía, decidió contarle su gran sueño.

El papá de Chesco se puso muy furioso cuando le comentó su deseo de abandonar su taller mecánico y dedicarse a hacer pasteles. El papá de Chesco no podía entenderlo. Le dijo que no tendría futuro laboral ya que en el poblado había muchas pastelerías y para que su negocio prosperase debía de convertirse en un gran pastelero. Era muy difícil que pudiera conseguir destacar en una profesión de la cual no conocía apenas nada.

Muy decepcionado Chesco se fue sin mediar palabra. Estaba muy triste. No entendía por qué su padre le había hablado de aquella manera y le obligaba a trabajar en algo que a él no le gustaba.

Definitivamente Chesco tenía que demostrarle a su padre que podía llegar a convertirse en un gran pastelero y dedicar su vida a ello.

Un día en el pueblo de Turecán se celebró una gran fiesta a la que acudieron muchos animales famosos que se dedicaban a varias labores, algunos eran monos artistas, otros ballenas cantantes y entre ellos asistieron también un grupo de osos pasteleros de los más conocidos de todo el territorio.

El alcalde del pueblo anunció que se celebraría un concurso de pasteles, en el cual  podían participar todos aquellos que quisieran. El ganador del concurso recibiría un obsequio y un diploma con el reconocimiento de su gran labor.

Chesco pensó que aquella era su gran oportunidad. Se encerró en casa durante varios días, leyendo libros, aprendiendo las mejores técnicas culinarias de todos los lugares hasta que al fin consiguió elaborar una magnifica receta para fabricar el chocolate más dulce y oloroso que jamás se hubiera probado.

Chesco estaba entusiasmado, si ganaba el premio podría demostrar a su padre que podía convertirse en un pastelero famoso y de esta manera no tendría que dedicarse a trabajar de mecánico nunca más.

Chesco sabía que no era fácil ganar aquel concurso, ya que se presentaban muchos pasteleros famosos de todo el mundo que tenían mucha experiencia en el oficio. Pero él no se desanimaba. Estaba convencido que podía ganar el concurso.

Mientras acababa de realizar su receta del chocolate, pensaba en la mejor manera de presentarlo. Quería hacerlo de una manera que llamara la atención para que el jurado popular le votase y de esta manera poder ganar el premio. Aunque Chesco, lo que realmente quería,  era que su padre se diera cuenta de lo importante que era para él poder dedicarse a aquello que le gustaba hacer.

Así  que mientras se dedicaba a mezclar los ingredientes y a saborear los diferentes chocolates tuvo una idea que revolucionaría el mundo de la pastelería.

Se le ocurrió utilizar moldes para crear figuritas con el chocolate. Como estaba acostumbrado a elaborar las piezas de los automóviles sería fácil para él utilizar el chocolate fundido y darle diferentes formas. Así de esta manera crearía con sus manos paisajes, animales y objetos todos ellos realizados a base de chocolate. Chesco empezó a diseñar las figuritas y elaboró multitud de formas. Todas ellas preciosas y perfectas al igual que sabrosas.

Al fin el día llegó.

Todos se reunieron en la gran plaza del pueblo a ver todas las presentaciones que los pasteleros habían elaborado. Entre ellos estaba Chesco.


El concurso empezó y multitud de animales se concentraron en los diferentes puestos probando cada uno de los dulces y bollos. Todos se quedaron admirando la labor de Chesco. Chesco había diseñado mediante diferentes chocolates una pequeña maqueta de todo el pueblo con las figuritas de todos sus vecinos y conocidos. Era una representación muy bonita, pero aparte de eso, el chocolate y el bizcocho estaban realmente buenos.

Comenzaron las votaciones populares y finalmente el jurado decidió quien sería el ganador del concurso.

Chesco estaba muy nervioso y deseoso de saber el resultado.

Finalmente el juez abrió el sobre y leyó detenidamente su contenido.

-         - El ganador es…….Chesco el cocodrilo.

Cuando Chesco oyó su nombre casi no podía dar crédito a lo que oía y fue corriendo emocionado en busca de su Diploma y de su obsequio.

Todo el mundo aplaudía emocionado y Chesco corría de un lado a otro lleno de emoción y de alegría.





En aquel momento el papá de Chesco se acercó a él.

-         Hola Chesco- dijo el papá muy emocionado. Me alegro mucho de que hayas ganado el concurso. He probado tu chocolate y realmente es magnífico. Eres un gran pastelero y te mereces continuar con esta labor. Creo que me he equivocado, pensando que te hacía un bien te he forzado a hacer cosas que tú realmente no querías. Espero que me perdones- dijo en un tono triste y cabizbajo el papá de Chesco.

-         - No te preocupes papá. Entiendo que tu solo lo hacías por bien. Pero quiero que sepas que yo quiero ser pastelero.  Me gusta esta profesión y quiero dedicarme a ello. Ya verás como podré crear un negocio tan bueno como el tuyo del taller. No tendrás nunca ninguna queja de mi- contestó Chesco fundiéndose en un gran abrazo con su padre.


Todos en Turecán comenzaron a respetar mucho a Chesco. Gracias al premio conseguido pudo abrir un pastelería en el pueblo y seguir diseñando y elaborando figuritas de chocolate.

Gracias a Chesco actualmente se continúa la tradición de realizar figuras de chocolate en los días de Pascua,  elaborar pasteles con adornos de chocolate en los días de fiesta y celebrar en Cataluña el dia de la mona.

Y colorín, colorado...este cuento se ha acabado….

Mónica Zambrano. Los Wikicuentos multiculturales.

   

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