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El león Rigoberto.


El león Rigoberto.

Català
Cancion Rigoberto




Erase una vez , hace mucho tiempo, vivían una pareja de leones salvajes que gobernaban felizmente  la gran selva amazónica del África.







Estaban muy contentos ya que la reina leona esperaba su primer hijito. Para el papa león era toda una satisfacción poder traer al mundo su primer descendiente ya que sería su sucesor al trono. Esperaba ansiosamente su nacimiento ya que para él suponía todo un orgullo que quería mostrar a todos y cada uno de sus súbditos.

El día tan ansiado llegó y la mamá leona se puso de parto. Todos los animales esperaban este acontecimiento muy contentos pero a la vez un poco asustados, ya que la familia de reyes leones eran muy temidos por su gran poder.

Cuando el bebé león nació los papás decidieron  ponerle Rigoberto. Pensaban que era un nombre muy distinguido y a la vez denotaba cierto poder y sublevación que sería muy idóneo para cuando el bebé tuviera que proseguir su reinado.

Pero para sorpresa de todos , el bebé nació y al poco tiempo se dieron cuenta que carecía de voz y que por lo tanto le era imposible rugir como al resto de los leones.

Para el papá león fue toda una frustración conocer la noticia, ya que eso suponía que nunca se podría hacer respetar ni poder demostrar su poder a los demás animales.

Con una gran decepción el papá león tuvo que aceptar los hechos con resignación, aunque interiormente sabía que Rigoberto sería incapaz de reinar.

Rigoberto creció y poco a poco se fue dando cuenta que no era como los otros leones. No era capaz rugir ni de comunicarse con sus compañeros. En el colegio y en el patio de la selva sus compañeros siempre le dejaban aislado. No querían saber nada de un león que no era capaz de rugir.

En casa también comenzó a notar la decepción en la cara de sus padres, que  aceptaban a muy duras penas el problema de Rigoberto.

Así que un día, forzado por las circunstancias, Rigoberto recogió de su habitación unas cuantas cosas y se marchó de casa. No quería continuar siendo el hazmerreir y la vergüenza de todos sus amigos ni de sus padres.

Con su pequeña bolsita en la mano partió sin rumbo fijo, sin saber adónde dirigirse ni a quién acudir para que le solucionara su problema.

Caminó y caminó sin hallar ayuda por parte de ningún animal de la selva . Nadie le prestaba ayuda, al contrario, seguían riéndose y burlándose de él.

Así que muy desanimado se sentó a llorar desconsoladamente al lado de una pequeña laguna. Mientras lloraba un ligero viento comenzó a azotar unos pequeños juncos que vibraban y originaban extraños silbidos y susurros a su paso.


De repente Rigoberto se dio cuenta que aquellos extraños sonidos podían asemejarse al ruido ensordecedor de un gruñido de león.

-          Si fuera capaz de tan solo conseguir un rugido como este- pensaba para sí mismo Rigoberto.

Y de repente tuvo una gran idea. Quizás podría llegar a construir   algún tipo de mecanismo utilizando los juncos que le permitiera soplar a través de ellos y originar algún sonido semejante a un gruñido. De esta manera podría volver a la selva y demostrar que él era  capaz de rugir tan bien  como el resto de leones. Así podría hacerse respetar por el resto de animales y poder reinar  adecuadamente la selva amazónica.

Así que sin más demora, Rigoberto comenzó a diseñar varios mecanismos con la ayuda de los juncos, ramas y hojas de los árboles.

Para crear el primer instrumento  utilizó un junco largo al que perforó con sus garras dando salida a diferentes orificios. De esta manera, cuando Rigoberto soplaba a través de él, daba origen a diferentes sonidos dependiendo los agujeros por los que pasaba el aire. Si cuidadosamente iba cambiando la posición de sus dedos por los agujeros, el soplido originaba diferentes sonidos. Probó  y probó multitud de opciones pero los sonidos que despedía el junco eran muy agudos, muy finos y mediante ellos sería imposible asustar ni defenderse de ningún animal.

El segundo instrumento lo creó mediante la asociación de varios juncos seguidos atados con una cuerdecita. Cuando soplaba rápidamente a través de ellos originaba varios tipos de sonidos. Probó y probó pero tampoco le convenció ninguno de ellos.


De esta manera fue probando y probando diferentes opciones. El sonido que pretendía buscar debía ser grave y fuerte y la dimensión de los pequeños junquitos  no era suficiente para poder originar un sonido tan brusco.

Algo desanimado se sentó en la orilla a pensar y reflexionar la mejor manera de obtener el sonido que estaba buscando.

De repente vio aparecer a un grupo de pelicanos que aterrizó en la orilla de la laguna.

Viendo como se movían y el aspecto que tenían comenzó a darle vueltas a su imaginación.

Observó detenidamente el pico de los pelicanos. Eran grandes, abombados y con capacidad para albergar en ellos multitud de peces mientras los iban digiriendo.

Quizás si pudiese elaborar un instrumento con aquellas dimensiones cuando soplase a través de él podría originar el gruñido que estaba buscando. La salida del junco era demasiado pequeña pero si en vez de utilizar un junco utilizase otro tipo de material por el cual soplar, el sonido seguramente sería más fuerte.


Así que comenzó a buscar diferentes objetos para diseñar su instrumento. Buscó y buscó  entre las hojas de los árboles, por los troncos huecos de los árboles y por fin encontró la solución.

Finalmente halló la solución. Enganchó el junco más grande que encontró a una  gran concha de caracol  que le serviría como receptáculo en la que cuando el aire pasase crease el sonido grave que estaba buscando.

De esta manera Rigoberto consiguió crear el rugido más fuerte y más atroz que nunca se hubiese oído en toda la selva. Muy contento partió a su casa con la ilusión de volver a encontrarse con sus padres y con sus amigos ahora que rugía tan bien como ellos.

Cuando llegó a la selva y comenzó a soplar y soplar por su instrumento, todos los animales huían despavoridos asustados por el estruendo que originaba y que llegaba a oírse por todos los rincones de África.

Los padres de Rigoberto enseguida partieron en busca de aquel rugido tan fuerte y poderoso temerosos de que fuera algún león dispuesto a arrebatarles su reinado. Pero su sorpresa fue tremenda cuando a lo lejos vieron aparecer a Rigoberto acompañado de su gran instrumento al que denominó trombón.

Los papas de Rigoberto no cabían en sí de gozo. Celebraron entusiasmados su regreso con una gran fiesta a la que acudieron todos los leones y leonas de su reino.  A partir de ese momento todos los animales de la selva comenzaron a respetar a Rigoberto ya que ahora era capaz de defenderse y de asustar a cualquier animal que se interpusiera en su camino como el resto de los leones.




Y de esta manera fue como Rigoberto inventó todos los instrumentos de viento.


Y colorín colorado este cuento se ha acabado.


























Por Mónica Zambrano . Los wikicuentos multiculturales.

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